viernes, 6 de noviembre de 2009

Iacta esto alea





Con permiso...
Hace días que observo, preocupado, el intenso debate generado por la “alineación” de dos hechos que nunca antes se había producido en la historia de este país. A esta constatación añado la desazón que me provoca el propio debate.


Los hechos son:
Uno: La revelación (¡Ya era hora!) ante la ciudadanía de que la Política (leáse Política como el conjunto de normas de gestión que los ciudadanos delegan en una minoría para que represente y defienda sus intereses, los de los ciudadanos, claro) a día de hoy, es un “nido de ratas” (entiéndase “ratas” como lo más sucio, apestoso y deleznable que nos venga a la mente).


Dos: Que una única persona ha tenido los arrestos para poner negro sobre blanco, y con fotografía a colores, la situación, estructura y retroalimentación de “las ratas”, con pleno conocimiento de causa. Esa persona es, huelga decirlo, Montse Nebrera. Y “las ratas” han hecho de su denuncia “casus belli” esgrimiendo su ofensa, con sonoras alharacas algunos, como “reyes desnudos” los más. Mostrando sus dientes en señal de amenaza. Y es que el órdago ha sido mayúsculo.


El malestar me lo produce ver, leer y oir como, enfurruñados, colaboramos en la exposición de expansivas diatribas y elaborados discursos basados en redundantes “posibles, futuribles, quizases y más-allases”.
Que si “tendríamos que”. Que si “podríamos hacer”. Que si “en el futuro”.
Es aquello de “removerlo todo para que todo quede igual”. ¿De verdad lo es?


Palabras y más palabras. ¿Hechos? Pocos, por no decir ninguno.


Me sabe muy mal tener que traer a colación el lema de alguien muy listo (mucho) que ha tenido que venir de fuera para enseñarnos como “cocer las habas” en casa. “Fets i no paraules.” (“Hechos y no palabras.”) dice el Sr. Montilla. Seguro que él recuerda perfectamente el refrán “Hostes vingueren que de casa en tragueren.” (“Huéspedes vendrán que de casa nos echarán.”). Y nos echan porque les dejamos, o peor aún, porque no sabemos hacerlo mejor que ellos.
Que nadie se equivoque ahora. Como hijo de andaluces inmigrantes, puedo decir, desde la madurez, que ya no soy capaz de dilucidar si me siento más catalán que español, o viceversa. Y aun hay quien no me cree.


Montse utilizó el símil de la apertura de una granada (magrana) para exponer la situación política actual.
No permanecerá mucho tiempo abierta y las bayas de su interior no durarán porque serán comidas o se pudrirán. Así que antes de que eso suceda hay que actuar. A menos que no queramos ver en pan de oro aquello de “Magnu conatu, magnas nugas.” (“Con gran esfuerzo, grandes bagatelas.”) y quedarnos a un suspiro de alcanzar el punto de no retorno.


Estamos ante nuestro propio Rubicón. Ante la rebelión contra los Optimates de Pompeyo.
Ahora tenemos la oportunidad única e irrepetible de actuar para salvar nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y, a la vez, arruinar el presente de “las ratas”.
Es el momento del “Fets i no paraules”, de arriesgarse para ganar, porque sinó ganan “las ratas”. De aprender de una vez por todas que los administradores deben estar al servicio de los administrados, porque a menudo creo que asumimos justo lo contrario. Siempre digo que la ignorancia es la peor tarjeta de presentación de una persona.
Y mandamos nosotros, no ellos.


Pongamos en un papel lo que queremos, como lo queremos, como hacerlo y cuando hacerlo.
Es sencillo. Es bueno. ¡Pero ahora! Mañana es tarde. Palabras ya se han dicho muchas.
Ahora es el momento de los hechos.


Para empezar, dando ejemplo: lo que quiero: una representación honesta. Como lo quiero: de elección libre y transparente. Como hacerlo: destruyendo el “nido de ratas”. ¿Cuándo? No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.


No nos transformemos en un mar de descreidos.


Iacta esto alea.”  ¿Vamos?